A lo largo de la historia la humanidad ha usado el mar como medio para viajar, transportar bienes, o sencillamente para buscar la aventura. Sin embargo, los buques se enfrentaban a un enemigo implacable: la corrosión por salitre, que se cernía como una sombra sobre su estructura metálica.
El salitre, esa mezcla insidiosa de cloruros y humedad marina, se infiltraba en cada grieta y poro del buque. Sus efectos eran variados y nefastos: desde la corrosión uniforme que debilitaba las barandas hasta la corrosión por picadura que perforaba el casco, amenazando la integridad misma del buque.
Cuando se analizan casos de corrosión que se presentan actualmente en los buques, se comprueba que una gran parte de los daños inducidos por la corrosión, podían haber sido evitados con medidas y acciones básicas de mantenimiento
Durante la corrosión hay dos reacciones, la oxidación, donde los electrones abandonan el metal (eso da como resultado una pérdida real de metal) y la reducción, donde se utilizan los electrones para convertir el agua o el oxígeno en hidróxidos.
Fe → Fe2+ + 2e−
O2 + 2H2O + 4e− → 4OH−
2H2O + 2e− → H2 + 2OH−
En la mayoría de los entornos, los iones hidróxido y los iones hierro (II) se combinan para formar hidróxido de hierro (II), que finalmente se convierte en el familiar oxido marrón.
Fe2+ + 2OH− → Fe (OH)2
Visto lo anterior podemos ver que la corrosión por salitre en los buques puede ser un fastidio gigante. Imagina ese amigo que siempre llega sin ser invitado y causa estragos en la fiesta. La corrosión hace lo mismo en los barcos. Puede debilitar las partes importantes, como la estructura del barco. Además, las tuberías y las válvulas corroídas son como las tuberías de una casa antigua: ¡siempre terminan goteando en el momento menos esperado! Y no olvidemos el impacto en la apariencia del barco, ¿quién quiere un barco con manchas de óxido? ¡Nadie!
Así que, aunque suene un poco gracioso, tratar la corrosión es vital para mantener a flote todo en el barco, desde su estructura hasta su aspecto.
La corrosión por salitre puede manifestarse de distintas maneras en los buques. Una de ellas es la corrosión generalizada, que afecta extensas áreas de metal de forma uniforme.
También está la corrosión por picaduras, que crea pequeños puntos de corrosión concentrada, debilitando localmente las superficies.
Otra forma es la corrosión bajo depósitos, donde la acumulación de salitre en ciertas áreas acelera la corrosión en esos puntos específicos.
Además, la corrosión por fisuras o tensiones se presenta en zonas sometidas a esfuerzos mecánicos, como uniones soldadas, causando corrosión en esas áreas.
Finalmente, la corrosión intergranular penetra a lo largo de los límites entre los granos de metal, debilitando la estructura desde adentro
Cada tipo de corrosión por salitre tiene su propio impacto y necesita ser abordado con estrategias específicas para preservar la integridad de los buques.
Técnicas de prevención y protección
La lucha contra la corrosión por salitre en los buques es como una batalla interminable contra un enemigo invisible y travieso. Cada vez que hay una oportunidad, se está pintando el barco con pintura anticorrosiva. Además, tienen sus «superhéroes» a bordo, los ánodos de sacrificio. Estos tipos son los que se lanzan al peligro, ¡corroyéndose ellos mismos para salvar al barco!
Implementaron rutinas de lavado con agua dulce para eliminar la salinidad y evitar que el salitre se adhiriera y empezara su lenta pero destructiva labor. Además, aplicaron recubrimientos protectores específicos en áreas vulnerables, creando una barrera entre el metal y el ambiente corrosivo.
El mantenimiento es como una especie de «spa» para el barco: inspecciones regulares, limpieza profunda y tratamientos con protectores especiales. Y el ambiente a bordo es como un juego constante de control de la humedad: ¡Evitar que el salitre haga de las suyas para mantener el barco a flote y reluciente!
Solo me queda por decir una cosa más… Navegar sin preocupaciones es posible si comprendes los desafíos de la corrosión y tomas medidas para enfrentarlos. La lucha contra la corrosión en buques ha sido una parte constante de la historia de la navegación, y la tecnología continúa evolucionando para enfrentar este desafío.
Bibliografía:
http://www.fondear.org/infonautic/barco/Diseno_Construccion/Corrosion_Maldita/Corrosion_maldita.htm
Autores
Álvaro Collado
Adrián Costa
Daniel Ureña